22/01/2005
Estas humildes flores, agrupadas tímidamente sin aportar colorido al arbusto que las porta, son las responsables del fruto más vistoso que se puede encontrar en los bosques de robles y encinas. Los frutos, de color cambiante según maduran, de verde a amarillo, y de ahí a naranja, para acabar en un rojo intenso. Suele compartir hábitat con sus parientes los brezos, y en zonas montañosas mediterráneas acostumbran a crear un entramado de ramas y tallos que hacen bastante impenetrable el bosque dónde crecen. Al madurar, estos frutos pueden llegar a fermentar en el árbol y llegar a contener cierta cantidad de alcohol, lo que queda reflejado en el origen latino de su nombre unedo que parece significar que solo se puede comer uno (a mi me parece algo exagerado, por lo que recomiendo comer varios)
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