23/04/2013
La mayoría de las veces, cuando nos hablan de las amapolas, pensamos en esas flores que crecen en un tallo erecto, del cual cuelgan con un brillante color rojo o con púrpura. Ésta en cambio ha encontrado su propia combinación de colores que hace que no pensemos en llamarla como a sus primas de familia. Realmente, cuando nos fijamos en la flor y observamos sus cuatro grandes pétalos, separados y que caen fácilmente, y el enjambre de estambres que es rodeado por ellos, y si prescindimos de colores, no podemos entonces dejar de admitir que se trata de una de las amapolas más bellas que podemos encontrar.
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